
Los cristales del hielo se derriten en cuanto la temperatura se eleva por ensima de 0ºC. Pero Percy Bridgman, premio nobel de física, inventó el llamado hielo-VII, que no se funde ni a una temperatura superior a 100ºC, el punto de ebullición del agua. Esto lo logró mientras investigaba los efectos de presiones extremadamente altas sobre distintas sustancias. Al someter hielo a presiones ultraaltas, se compactaron tanto los átomos y las moléculas que ni aún el calor extremo pudo forzarlos a separarse.
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